Enferma de amor supe dar
lo que tu corazón me pedía.
Y, sin mas ni más, me quede
con las manos vacías.
Hay amor si yo hubiera sabido
que te irías con otra
no te hubiera prestado mi walkman
ni el compact de Ricotta.
Hoy mi cama apenas abierta
ya no es una cucha.
Mi cocina tiene el gas cerrado
y comida trucha.
Mi placard con la ropa ordenada
y espacios vacíos.
Mi baño con un solo cepillo
y la tabla siempre baja.
Los frascos con las tapas puestas
y yo muerta de frío.
Los forros están en el cajón
todavía guardados
esperando, mejor ocasión,
para ser usados.
Ay amor si yo hubiera sabido
que te irías con otra.
De cajón no me hubiera quedado
con los brazos cruzados,
las piernas depiladas
y el corazón en pelotas.
Graciela Mariani
De algún día de 1993/94,
probablemente en Punta del Este
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